miércoles, 3 de octubre de 2012

SOLIDARIDAD CON LORCA Y PUERTO LUMBRERAS

En la madrugada del 14 al 15 de octubre de 1879, hará ahora 133 años, se produjo una de las mayores tragedias naturales que han asolado la Región de Murcia. Una gran inundación, conocida como la riada de Santa Teresa porque tuvo lugar en el día de su festividad, ocasionó la crecida de los ríos Guadalentín  y Segura, y arrasando Murcia, de lado a lado, desde Puerto Lumbreras hasta Zeneta. Hoy vivimos con enorme tristeza y congoja, mas de un siglo después, otra tragedia similar que si bien no ha tenido las destructivas consecuencias de aquella si que ha sido, según el Presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, muchísimo más fuerte y las precipitaciones recogidas en los pluviómetros infinitamente  mas cuantiosas.
    Pero volvamos a aquella trágica fecha de la jornada de Santa Teresa. Al día siguiente El Diario de Murcia, un periódico que apenas tenía unos meses de antigüedad, se hizo eco de la magnitud de la catástrofe en su primera página. José Martínez Tornel, insigne periodista de Patiño (pedanía de la huerta de Murcia) decidió sustituir la portada monótona, típica de la prensa del siglo XIX, por una primera página espectacular que revolucionó la historia del periodismo murciano. Toda aquella portada era una petición de socorro al mundo ante la magnitud de la catástrofe.

Durante nueve días El Diario de Murcia dedicó sus cuatro páginas a contar cualquier noticia, por insignificante que fuera, que tuviera alguna relación con la riada, obviando cualquier otra información y suprimiendo la publicidad. El éxito y el eco de Martínez Tornel en el tratamiento periodístico de la tragedia no sólo propició la visita del Rey Alfonso XII a las zonas devastadas por la riada, sino que además produjo una gran repercusión en la prensa nacional e internacional. Fue el origen de unos movimientos de solidaridad, en el mundo entero, que hasta el Papa hizo donaciones desde el Vaticano para los damnificados murcianos.
 La noticia de la catástrofe llegó a oídos de Edouard Lebey, director de la agencia francesa de prensa Havas. A finales del mes de octubre, Lebey decidió emprender una ingente labor, nunca lo agradeceremos lo suficiente los murcianos, con el fin de recaudar fondos para ayudar a los afectados por la inundación de Murcia. Para ello ideó la posibilidad de organizar una fiesta en el Hipódromo de París y de lanzar un periódico benéfico que recogiera una aportación de las personalidades más importantes de Europa.



 Comenzaba a gestarse la histórica publicación. A principios de noviembre de 1879 Lebey auspició la fundación de un comité para confeccionar la publicación. El comité, que estaba compuesto por los periodistas franceses más importantes de la época, consiguió la colaboración de personalidades como el Papa León XIII, el Rey de España Alfonso XII o los escritores Alejandro Dumas y Víctor Hugo, quienes aportaron unas líneas al periódico que, finalmente, recibió el nombre de Paris-Murcie. Las páginas centrales de este periódico especial recogian los "autografos" y firmas, con dedicatorias, de los mas importantes mandatarios del mundo en aquellos años. Así, el lector, encuentra en ellas las cariñosas palabras del Rey, del Papa, del Pte frances y mandatarios europeos. Actores, actrices, poetas, escritores y pintores dedican su firma a los murcianos afectados y colaboraron, desinteresadamente, en convertir aquella publicación el algo único que jamas se ha vuelto a publicar en el mundo.

     El 14 de diciembre de 1879 vio la luz Paris-Murcie. La tirada fue de 300.000 ejemplares, que se pusieron a la venta al precio de un franco. El periódico constaba de 24 páginas y aunque estaba escrito en francés no sólo fue distribuido en este país, sino que también se podía adquirir en las redacciones de los periódicos de varios países de Europa. La venta de la publicación fue un éxito. Hoy en día este periódico tiene un gran valor histórico por el inmenso prestigio de sus firmantes. Y quien posee uno de estos ejemplares tiene un autentico tesoro de incalculable valor histórico para Murcia. Recuerdo que hace unos años, la hoy desaparecida, Caja de Ahorros de Alicante-Murcia editó un facsímil numerado de aquella histórica publicación que tengo el placer de conservar en mi biblioteca como una autentica joya. Por sus contenidos y por lo que representa.

Esa publicación contó además con la inestimable colaboración del pintor francés, Gustavo Doré. En aquellos momentos el que fuera extraordinario pintor, escultor, ilustrador y grabador tenía  47 años y ya gozada de justa y merecida fama con sus reconocidos grabados sobre el Quijote, la Divina Comedia o las estampas andaluzas que, salidas de su creatividad, recorrieron el mundo en aquellos años cuando a los románticos les daba por visitar nuestro país y mas concretamente el sur de España donde escribieron, pintaron o escribieron inmortales partituras. Para la publicación extraordinaria del “Paris-Murcie”, Doré, dibujó el Angel de la Vida (que ilustra este comentario y fue la portada de la publicación)  Un grabado de Murcia bajo las aguas (igualmente reproducido aquí) o una bellísima lámina de un Heraldo murciano, a caballo, fiel reflejo de los que en la época salían a las calles de la ciudad en las grandes solemnidades.


Hoy, cuando el barro y el fango, han enterrado la boyante economía de las ciudades de Lorca y Puerto Lumbreras. Cuando han arrasado campos y ganados. En estos días en los que la muerte ha cortado con su guadaña inmisericorde la vida de lorquinos y lumbrerenses cubriendo, de nuevo, de negros lutos a muchas familias es cuando mas solidarios tenemos que ser. Es el momento de ayudar. De meter todos el hombro. De aparcar las diferencias políticas, si las hubiere, y comprometerse en conseguir todas las ayudas necesarias para un amplio sector de una población que, de nuevo, se ha sumergido en el dolor y la desolación.


Seamos como el “Angel de la Vida” de Gustavo Dore que ilustraba la portada de aquella edición del “Paris-Murcie”  Ese Angel que, el artista francés, dibujó apareciendo entre las nubes, bajo la luz cegadora del sol, y emergiendo de la catástrofe para ayudar a los damnificados. Iluminando, con su presencia, los negros nubarrones de la desolación y la muerte. Ayudar está en manos de todos. Juntos podemos. LORCA Y PUERTO LUMBRERAS NOS NECESITAN MAS QUE NUNCA.

martes, 2 de octubre de 2012

LA TRAGEDIA HUMANA

Estamos conociendo, todos los días, infinidad de tragedias personales y familiares que se repiten en toda la zona afectada por las trágicas riadas del pasado viernes 28 de septiembre en el Valle del Guadalentín. Cada familia padece la suya que en nada se parece a la del vecino pero que tienen un denominador común y un origen similar: la fuerza desatada de la naturaleza que, en esta ocasión, sacudió a Lorca y Puerto Lumbreras con un mortífero latigazo destructivo acabando en pocas horas con lo que había costado una vida levantar.
La situación es caotica y catastrófica en toda la extensa comarca. Por muchas fotografías y documentos gráficos que podamos encontrar si no se ha pisado el barro, si no se ha hablado con los afectados, si no se ha pisado el terreno difícilmente podremos comprender lo que ha representado para miles de familias la perdida de todos sus enseres y especialmente la perdida de la esperanza pues se sabe, de antemano, que el dinero de compensaciones y ayudas tardara mucho en llegar, si es que llega, y levantar todo esto va a ser casi misión imposible. La bonanza económica de la Region de Murcia y en particular de estas dos localidades, Lorca y Puerto Lumbreras, tardará muchos lustros en hacerse realidad.
Como les decía hay dramas familiares que ponen los pelos de punta. Todos distintos, diferentes. Todos en el umbral de una ruina de la que no sabemos, ni saben, como van a poder salir.
Uno de estos ejemplos me lo presentaban mis compañeros de Radio Lorca, Cadena SER, que han estado, están y estarán al lado de los dannificados como lo estamos, indudablemente, en todas y cada una de las emisoras del Circuito Regional y Nacional de la SER. No abandonamos Lorca cuando los trágicos terremotos de hace dieciséis meses y ahora estaremos ayudando y apoyando a los afectados mucho mas todavía.
El caso del que les hablaba, como un botón de muestra, es el de una familia (voy a omitir sus datos personales por razones obvias) que el 11 de mayo de 2011, la tarde aciaga de los terremotos, perdieron su casa en la Viña. Una de las zonas de la ciudad de Lorca mas castigada por los seísmos. Apenas pudieron salvar cuatro humildes enseres en los que se encerraba el “ajuar” de toda una vida de trabajo y sacrificio. Son un matrimonio mayor. Él esta jubilado por enfermedad y ella apenas puede llevar la casa adelante pues sus multiples dolencias y “achaques de la edad” (como ella misma llama a sus carencias) le impiden desenvolverse con normalidad.
Salen de Lorca, pues habían perdido su casa en los seísmos, y se trasladan a la pedanía del Campillo donde un familiar les presta casa y cobijo en el campo. Comienzan una nueva vida. Cuatro plantaciones de legumbres para consumo propio y conseguir “algunas perricas” (frase coloquial de las gentes del campo murciano). Unos animales también para apuntalar la paupérrima economía domestica y poco mas. En el campo vivían tranquilos, eso si, luchando con las administraciones para conseguir la restauración de su casa en la Viña lorquina y volver a lo que fue su hogar de toda la vida. Ese refugio levantado a fuerza de muchos sacrificios y noches en vela. Su casa destrozada por los terremotos.
El pasado viernes estaban fuera cuando las trágicas riadas. Se habían desplazado precisamente a Lorca para seguir con el “papeleo” burocrático de ayudas y subvenciones para la reparación de su casa derruida por los seísmos. Cuando vuelven al Campillo ya no pueden ni acercarse a su hogar provisional. El campo esta anegado y de esa humilde casita apenas si se ve el tejado que sobresale del mar embravecido de barro que se formó en segundos. Lo han perdido todo.
Mas de veinte personas, vecinos y amigos, les ayudaron a salvar lo poco que tenían. Estos hermosos gestos me hacen seguir creyendo en el ser humano y en la solidaridad. Esas personas, jugándose incluso la vida entre las aguas enfurecidas, pudieron llegar hasta la humilde casita labradora y salvar fotografías, algo de ropa y cuatro cosas mas. El agua se ha llevado los pocos animales que tenían en el corral, todo lo plantado, cuatro arboles frutales que les daban reparadora sombra en verano y hasta el coche que habían dejado allí aparcado pues, como iba a llover y el tiempo estaba muy feo, se marcharon a Lorca en el autobús para no tener problemas a la vuelta en la carretera si llovía mucho.

Lo han perdido todo. Ahora si. Un primer mazazo aquel once de mayo con los terremotos. Salieron de la Viña con lo puesto y comenzaron una nueva vida pese a su avanzada edad. Se establecieron, de prestado, en el campo. Empezaron, pese a la edad y las enfermedades, a rehacerlo todo. Y dieciséis meses después, la naturaleza desatada y cruel, les ha dado la puntilla definitiva que les ha dejado en la calle, sin techo, sin ropa, sin dinero, sin animales, sin coche… sin ilusiones y sin esperanzas.
Esta historia, hay miles parecidas o similares, no es un cuento aunque lo parezca. No es fruto de mi imaginación. Es una instantánea de la cruda realidad que vive la Región de Murcia estos días del otoño recién estrenado. Es un caso muy particular del que he tenido conocimiento, gracias a mis compañeros periodistas, pero hay mas, muchos mas, cientos de ellos a cual mas dramático y doloroso. Es la cruda realidad de un panorama que nos ha dejado una riada inesperada y asesina.
Todo cuanto se diga es poco. A veces, como es el caso, la palabra e incluso la imagen de poco sirven pues se ven limitadas por el dolor para expresar y reflejar la tragedia que se vive en la Región de Murcia. En Lorca y Puerto Lumbreras de una manera especial. Por eso no es momento de especular. No es momento de “politiqueos” de barra de bar para ver quien lo hace mejor o quien lo ha hecho mejor.

Es llegado el tiempo de ser solidarios. De meter el hombro todos a una. De dejar a un lado intereses partidistas y ayudar como sea a centenares de familia que, aparte de la tremenda crisis que todos padecemos, se han quedado en la ruina y rodeados de barros y miserias. No es tiempo de lamentarse. Ya hemos llorado a nuestros muertos. Es momento de apretar los puños y los dientes. De unirnos. De hacer frente común entre todos y luchar contra las adversidades. Miles de personas esperan una respuesta urgente y una rápida reacción de la sociedad que debe aparcar sus diferencias y unirse para trabajar en la reconstrucción.
Todo lo que no pase por ahí no servirá de nada. Lorca y Puerto Lumbreras necesitan nuestra ayuda. No le demos de lado. Somos, los murcianos, gentes alegres y solidarias. Ojala la reciprocidad de las tierras y los hombres de España sea igual para con nosotros. Lorca y Puerto Lumbreras nos necesitan. Ayudemos. Seamos solidarios.

lunes, 1 de octubre de 2012

ANTE TODO MURCIANOS

En un pueblo de Albacete, cuyo nombre omito por razones que no vienen al caso, hubo un alcalde franquista que harto de falsas promesas del Régimen para la construcción de una mas que necesaria carretera que les acercara a la civilización, aprovechando que le habían invitado un primero de mayo al Santiago Bernabéu, donde se realizaba la celebre “Demostración Sindical” de la desaparecida Educación y Descanso en un momento del acto se acercó al Ministro de Obras Públicas, Jorge Vigón Suerodíaz, y tras saludarle brazo en alto como mandaba el Régimen, le dijo: “Camarada ¿cuando nos vas a hacer la carretera?”
El pobre hombre salió del estadio madrileño sin ser ya Alcalde de su pueblo y según me contaban sus descendientes, por los que siento profundo respeto, amistad y admiración, tuvo que regresar a su pueblo en un camión de fruta que venía de vacío para Murcia y que a partir de aquel momento, cuando le preguntó al Ministro por la carretera de su pueblo, la desgracia cayó sobre él y su familia que tuvieron que soportar durante muchos años que les catalogaran de “rojos irredentos” incluso buscando la policía, en generaciones pasadas y en libros de familia, si tenían alguna conexión con republicanos. Lo hundieron para siempre. Menuda osadía dirigirse al Ministro para preguntar por la carretera de su pueblo. Eso no se podía perdonar.
Han pasado los años. España es una Democracia, gracias a Dios, y los españoles elegimos libremente y sin coacciones a nuestros representantes políticos. Sin embargo esa “Democracia” falla cuando llegan estos casos, y otros similares, pues prima antes que la “Democracia” la disciplina de Partido. Hoy el “partido” está por encima de los electores. Una prueba de ello es que cuando llegan los periodos de elaboración de listas, los puñales, corren solos por los pasillos de las sedes de todos los partidos políticos. De todos.
La solución la tendríamos si fueran listas abiertas. Si pudiéramos votar libremente a la señora o señor que lo merezca. Que luche por su pueblo o su Comunidad. Tendríamos seguramente equipos de Gobierno plurales y libres pues, al votar a la persona, prescindiríamos de las siglas políticas y en esto saldríamos ganando. Si “Pepe” lo hace bien para su pueblo, lo hace bien y punto. No nos importaría a que “partido representa” pues tendríamos muy claro que llegado el caso, Pepe, cantará las cuarenta a quien haga falta con tal de defender a sus votantes. Por desgracia, hoy, esto es ciencia ficción y queda muy lejos de la realidad de España. Urge y se impone actualizar la Carta Magna pues está muy bien para la época en la que fue redactada, la Transición, pero hoy ha quedado atrasada y obsoleta en muchos artículos que la conforman.

Esta larga introducción he querido hacerla porque no espero milagros de los alcaldes y representantes públicos de la zona afectada por las riadas. Ni espero tampoco, esos mismos milagros, del Gobierno de la Región de Murcia y, por favor, ahórrese la oposición de decirme nada al respecto pues ellos lo hacen exactamente igual. Insisto: la disciplina de partido prima sobre el interés de los ciudadanos. Esto es así y punto.
Tenemos mil pruebas y ahí están las hemerotecas, fonotecas y filmotecas de los Medios de Comunicación donde podemos consultar la actitud de extrema disciplina que en todo momento han tenido los representantes públicos en Madrid. ¿Van ahora a ser reivindicativos los de Lorca y Puerto Lumbreras con el Gobierno de España? Es una tremenda catástrofe la que tenemos “sobre la mesa”. Miles de millones  además de las pérdidas de vidas humanas que no hay cifra que las pueda cuantificar por supuesto.
¿Cómo y de que manera van a exigir de Madrid lo que necesitan sus municipios para poder sacar los pies del barro? ¿Qué ayudas van a solicitar y exigir para que las economías de estos municipios puedan recuperarse? ¿En que mesa van a dar el puñetazo? ¿Quién va a oír la voz de Lorca y Puerto Lumbreras? ¿Quién va a escuchar los lamentos de unas localidades arrasadas por las aguas desbordadas? Especialmente en Lorca donde todavía viven la pesadilla del Terremoto y estos días se le ha sumado la riada.
Ahora, hoy, todo son buenas palabras y promesas. Pero esto ya me lo conozco de memoria pues, hace tan solo dieciséis meses, por desgracia, la desolación y la muerte se pasearon libremente por Lorca destrozando vidas y enseres. ¿Qué me van a aportar hoy que no conozca? ¿Qué me van a contar que yo no sepa? Absolutamente nada. Promesas y más promesas. Buenas intenciones, no diré nunca que no, pero solamente eso. “Palabricas” (como decimos por Murcia) Palabricas…
Ahí se quedará todo. Lamentablemente. Disciplina de Partido por encima de los intereses de los ciudadanos que los han colocado ahí con sus votos. No habrá puñetazos en la mesa y mucho me temo que esta desgracia se sumará a la de los terremotos que, dieciséis meses después, no se ha hecho ni la cuarta parte de lo que Lorca necesita. Y pruebas tenemos miles.
Por cierto que ya va siendo hora que nos dejemos de victimismo político y empecemos a llamar las cosas por su nombre. Murcia pinta menos en Madrid que el tonto de mi pueblo en la Audiencia Provincial. ¿Qué va a pesar una Comunidad uniprovincial que apenas aporta diez diputados al Congreso? Absolutamente nada. A las pruebas me remito. La "voz" de Murcia no existe en la Carrera de San Jerónimo. Ni ha exisitido nunca en la moderna historia de España.
Estoy completamente seguro que a estos representantes públicos, los de Murcia, no les va a pasar como a aquel Alcalde de la Provincia de Albacete por muchos motivos. Pero sobre todo porque ninguno va a importunar al Ministro de turno para preguntarle ¿Cuándo me vas a arreglar todo lo de mi pueblo?


domingo, 30 de septiembre de 2012

NO ESTUVO A LA ALTURA

El Presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy, no ha sabido estar a la altura y quien le asesore tampoco. Toda la culpa no se la vamos a echar a él porque tiene un buen número de asesores, que pagamos todos nosotros, que si él no plantea una cosa si deben hacerlo los que le rodean si tienen sensibilidad claro.
 Ha perdido una oportunidad que, ojalá, nunca mas se repita pero en la que su ausencia se ha notado considerablemente y los murcianos nos vemos “desprotegidos” de un Presidente del Gobierno de España al que parecen importarle bien poco los muertos por la riada y la ruina económica en la que se ha sumido la Región de Murcia y especialmente el Valle del Guadalentín.
El primer mandatario español, el mismo que se fuma los puros por las calles de Nueva York, no ha querido mancharse sus zapatos con el barro y el lodo que originó la fuerza desbordada de la naturaleza que en tan solo unas horas convirtió en campo de exterminio las zonas de Puerto Lumbreras y Lorca.
Rajoy prefirió seguir con su agenda y dar un mitin electoral en el Norte donde, imagino, prometería lo que luego es incapaz de cumplir como ha demostrado al resto de España desde que llegó a Moncloa. Aquí, a la Región de Murcia, nos envió a la Ministra de Fomento doña Ana Pastor y a Almería a doña Fátima Bañez, Ministra de Seguridad Social y Empleo. Él no supo estar a la altura. Con diez cadáveres en los Tanatorios de Málaga, Almería y sobre todo Murcia, el señor Presidente, tendría que haber clausurado su agenda electoral, porque un trozo grande de “su” país estaba de luto, y haber venido a estas zonas afectadas por la tragedia era su obligación como Presidente del Gobierno de España.
Sé que sirven de poco estas visitas y estas palabras de consuelo en esos trágicos momentos. Lo sé y me consta, pero seguramente en estas zonas de la Región murciana donde, precisamente, su partido gana por “goleada” al resto y donde tiene una mas que consolidada mayoría absoluta, la visita del Presidente del Gobierno hubiera gustado a los agricultores y ganaderos que lo han perdido todo. A las familias que velaban a sus muertos sobre una fría mesa de mármol o incluso a los que han perdido casas, coches, enseres y tierras. Esos que, estoy seguro, le votaron un día y esperaban del Gobierno un comportamiento mejor y más coherente.
También hubiera gustado y en gran medida a sus compañeros de partido. Presidente de la Comunidad, Alcaldes, Consejeros y Concejales que se hubieran sentido mas arropados por el Presidente del Gobierno. Ahora se les queda sobre la mesa una difícil papeleta pues, en cualquier momento, el periodista de turno les podrá preguntar ¿Cómo valor usted que el Presidente del Gobierno no haya venido a Murcia con esta catástrofe? A ver que contestan y por donde salen claro. Excusas o puertas falsas para escaparse no tienen ninguna. Mariano Rajoy las ha cerrado todas. Estaban de mitin por España.
Recuerdo cuando vino aquel trágico doce de mayo a Lorca. El día después de los trágicos terremotos. Rajoy, se dio muchísima prisa en venir a la “Ciudad del Sol” y hacerse las fotos con los familiares de las victimas, nueve en aquel trágico suceso, visitar conventos, ermitas e iglesias. Pisar cascotes por todas las calles de Lorca y hablar con los periodistas. Pero claro, aquel día, Rajoy era “candidato” a la Moncloa y estábamos en plena campaña electoral. Además estaba en Lorca el Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, y él no iba a ser menos por supuesto. Se jugaba mucho en aquellos trágicos momentos y no tuvo empachos en suspender los actos electorales y centrarse en la tragedia lorquina y murciana. “Rajoy suspende su campaña electoral para venir a Lorca” titulaban los rotativos nacionales.


Hoy, dieciséis meses después de aquello, ya está en Moncloa. Ya es Presidente del  Gobierno, ya se codea  con la “creme de la creme” del mundo, Obama incluido, y a don Mariano Rajoy la catástrofe del Levante español le ha pillado muy lejos y con el paso cambiado. Ni sabe ni contesta. Ni ha venido ni se le espera. ¿Para que?
En este caso no ha suspendido campañas electorales, no ha alterado su agenda, no ha cambiado el rictus de su cara y lo único que sabemos es que “Pedirá a la Unión Europea ayudas para la zona asolada por las riadas”
Para ese viaje, don Mariano, para esa historia de pedir ayudas, para enviar mensajes de esperanzas, para eso, como decimos en esta tierra que usted no ha visitado “El Burro no necesita alforjas”

MENOS PROMESAS Y MAS REALIDADES


La literatura popular murciana, del siglo XIX, recoge un sencillo cuento para narrar el comportamiento de la Madre naturaleza que tantas y tantas veces, desde tiempos inmemoriales, ha sembrado de muerte y desolación estas tierras fértiles que riega el Segura y sus afluentes. El cuento es muy sencillo a la vez que muy gráfico. Estaba el Padre Dios en la Gloria y llama a las nubes para ver el trabajo que habían realizado durante todo el verano en el mundo. Las que tenían encomendados los cielos de España cuentan que han estado en Valencia, Barcelona, Bilbao, Extremadura, Sevilla, Canarias, Valladolid, Madrid… en fin toda la geografía peninsular pero, de pronto, el Padre Dios, dice bastante enfadado: “¿Y ninguna ha ido a Murcia? Sois unas irresponsables. Se arma el revuelo en las salas celestiales y, las nubes, ante semejante enfado del Creador le dicen: Ahora mismo vamos…. Y todas juntas vienen a Murcia descargando toda su agua sobre los pobres murcianos…..




Esto que no deja de ser un cuento infantil relatado, imagino, por aquellos viejos y entrañables maestros a los niños, de los humildes caseríos huertanos, de aquella España de miserias para que entendieran de alguna manera las continuas riadas otoñales no deja de tener su verdad y su fundamento. En llegando el traicionero otoño los cielos se conjuran para traer la desolación a estas tierras murcianas.
Es lo que ocurrió el pasado viernes 28 de septiembre de 2012. Una fecha que difícilmente olvidaran los vecinos de la Comarca del  Guadalentín pues sumadas a las incontables pérdidas materiales tenemos que sumar las humanas, infinitamente más importantes. Hoy en toda la Comunidad ondean las banderas a media asta y lo harán durante tres días en señal de luto oficial. Es lo mínimo. Se han suspendido fiestas, conciertos, verbenas, desfiles de carrozas y todo tipo de actos festivos. La Región de Murcia, desde luego, no está para fiestas.

Lorca, la bella ciudad capital del Guadalentín, en apenas dieciséis meses ha vuelto a ser sacudida por la naturaleza. Si aquel fatídico 11 de mayo de 2011, cuando los terremotos, fue la ciudad la gran perjudicada ahora ha sido su ubérrima vega y sus campos. Sus pedanías y diputaciones. Se han perdido todas las cosechas. Se han ahogado miles y miles de animales de todas las especies pues, en la ganadería, tiene uno de los puntales de su economía. Se han arrasado las cosechas. Se han derrumbado naves industriales y lo que el jueves 27 era vida, además con la alegría de la Feria anual, unas horas después todo perecía bajo la fuerza desatada de las aguas que, desde Puerto Lumbreras, vertieron millones de litros sobre todo el Valle. Dicen los expertos que se han recogido tres veces más litros que en la trágica riada de Santa Teresa, el 15 de octubre de 1879, hasta ahora una de las más destructivas que recuerda la historia de Murcia.
Es cierto que el Plan de Avenidas ha paliado, en parte, lo que podía haber sido de no existir las modernas canalizaciones y planes defensivos. Faltaría más. Pero al igual que cuando el terremoto, la naturaleza, ha dejado al descubierto la “chapuza” y la falta de previsión. Si cuando la tierra tembló, los edificios de la Viña y San Fernando en la ciudad de Lorca, dejaron al descubierto que las medidas anti sísmicas había fallado o no se habían llevado a la práctica, ahora han sido las modernas vías de comunicación las que han caído como un castillo de naipes ante la virulencia de las aguas.




Alguien tendrá que dar explicaciones. Urgentemente. Para mañana es tarde. La Ministra de Fomento en su visita ayer a la zona afectada prometía una investigación de su Ministerio para depurar responsabilidades. No me lo creo doña Ana. Con todo respeto, no me lo creo. Pero no porque sea usted, sino de nadie. He perdido la fe en la clase política y precisamente, a raíz de los terremotos de Lorca, dejé de tenerla y les prometo que me gustaría conservarla.

No es de recibo que la autovía A-7 y la autopista AP-7 se vengan abajo como si fueran de papel. Alguien hizo las cosas mal hechas. Y esto hay que aclararlo. Desde la Administración del Estado o desde la Regional. Me da lo mismo. Pero es gravísimo que modernas construcciones que, hasta hoy, no habían sufrido la fuerza de la naturaleza se vengan abajo en un abrir y cerrar de ojos. No entra en cabeza sensata. ¿Acaso se caen en otros lugares de España? ¿Acaso se vienen abajo en las catástrofes naturales que sacuden el viejo mapa del mundo? Siempre nos toca a los murcianos. Somos las víctimas de los chapuceros o “la tonta del bote”.


Ya está bien de lamentaciones. De llorar, de lamernos las heridas. Ya está bien de soportar palabras vacías que se dicen delante de los ataúdes (terremotos y riadas) para que luego cada cual vuelva a lo suyo y Murcia siga siendo la gran olvidada. La abandonada. La tierra de Jauja, para algunos chapuceros aprovechados, donde los edificios no soportan un movimiento sísmico de 5.1 o las autopistas y autovías se vienen abajo como si fueran de corcho a la primera gota fría que descarga con virulencia.
Y que conste que no lo digo yo solo. Al fin y al cabo yo no soy nadie. Solo un espectador de lo que ha ocurrido. Lo dicen los profesionales. En la ciudad de Portugal, esta semana, en el Congreso Internacional de Ingeniería Sísmica, los expertos, han llegado a la conclusión que en la Viña y San Fernando, de Lorca, las construcciones no contemplaron el inmenso peligro que supone la ciudad sobre la falla, maldita falla. Se hicieron sin tener en cuenta el alto riesgo que supone Lorca a la que, por cierto, han calificado de “Caja de resonancia” de la falla de Alhama.



Ahora las autopistas y autovías. Vaya Murcia. Pobre Murcia. De nuevo ayer, sábado, viví las escenas repetidas de nuestros políticos de hace dieciséis meses. Caras largas, rostros tristes, lagrimas incluso, apretones de manos, abrazos y promesas. Todo eso está muy bien en el momento de la tragedia y ante cámaras y micrófonos de medio mundo. Pero cuando el barro se seque, Dios dirá.
Y como he comenzado con un cuento popular huertano, termino con un no menos viejo refrán de estas tierras nuestras: “El muerto al hoyo y el vivo al bollo” por muy triste y duro que nos parezca. 

viernes, 27 de julio de 2012

LA NOCHE OLIMPICA



Sentado en aquel sillón de alto respaldo y mullido asiento, era su favorito, asistía esa noche a la sesión inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La televisión ofrecía bellísimas imágenes en las que intentaba concentrarse pero era imposible pues, su mente, lo transportaba sin querer a otras ceremonias. A otros juegos, a otras retransmisiones como aquella pero muy distintas y diferentes. Es algo inevitable pero, al vivir acontecimientos de esa categoría, todos pensamos en otros similares que ya quedaron atrás en el tiempo pero que, sin quererlo, cobran vida propia en casos muy concretos. Revivimos otros actos similares. Otras veladas iguales e intentamos recordar como fueron aquellas en comparación con estas.

Eso le pasaba a él esa noche. Por mucho que intentaba concentrarse en la ceremonia inaugural de Londres su mente volvía continuamente hacia atrás y le hacía vivir, con toda la amargura de la felicidad perdida, otras noches idénticas que quedaron marcadas para siempre en su cansado corazón.

Le vino a la cabeza la inauguración de los Mundiales de Futbol de España del año 82. Aquel verano ya lejano en el tiempo pero muy vivo en sus recuerdos. Se acordó de “Naranjito” la mascota de aquel acontecimiento que, al principio, fue muy criticada y sin embargo pese a los años transcurridos todo el mundo la recuerda con muchísimo cariño incluso se convirtió, por derecho propio, en la mascota más conocida mundialmente de todas cuantas han tenido los mundiales.

Pero su mente no estaba en Naranjito precisamente. Su mente estaba en Lola, la persona que más había querido en la vida, y que dos años después de aquellos mundiales que ganaron los italianos, recuerda al Presidente Sandro Pertini, celebrando los goles en el palco junto al Rey de España, dos años después de aquel acontecimiento a Lola le diagnosticaron el cáncer de mama y al poco tiempo le dejaba solo. Tenía a sus hijos, si, pero Lola se había ido para siempre. Aquel dolor jamás tuvo cura y fue como un mazazo a su vida. Como si con ella se hubiera ido para siempre su juventud, su alegría y sus ganas de vivir.

Viendo la ceremonia de Londres recordaba aquel 13 de junio de 1982, como era el día de su santo, Lola, había invitado a toda la familia a ver la ceremonia allí en su casa. Lola guapísima. Con un vestido de flores, su negro pelo suelto en media melena que le caía como una cascada de ébano sobre sus hombros hermosos y la sonrisa siempre en la cara con aquellos dos hoyuelos que le aparecían en las mejillas cuando se reía, que era siempre, y que le enamoraron desde el primer día. Estaban sus hijos, todavía pequeños con 15 y 13 años. Sus cuñados, sus hermanas, sus primos… en fin más de treinta personas para celebrar San Antonio y ver aquel acontecimiento único para España.

Dejó de pensar, intentó no emocionarse, y se centró de nuevo en la ceremonia de Londres. Preciosa sin duda. Llena de color, de variedad, de fantasía. Pero su mente de nuevo le jugó una mala pasada y lo transportó a las Olimpiadas de Barcelona.

Aquella noche, era el día de Santiago el 25 de julio, su hermana se empeñó en que fuera a la playa para verla allí en su casa de Lo Pagan en el Mar Menor. No tenía ganas, pues desde que Lola lo dejó y sus hijos se fueron haciendo mayores, su soledad era más grande cada día y se encerró en un círculo de hermetismo y silencio. Pero a regañadientes aceptó la invitación ya que solo estaban ella y su cuñado. Se fue aquella tarde a la playa y vivió con ellos, los tres solos, toda la emoción de aquella ceremonia inolvidable. Incluso, hoy, todavía recuerda la emoción cuando el arquero disparó su flecha para encender el pebetero olímpico…. Imágenes grabadas para siempre en su mente cansada y fatigada. Pero le faltaba Lola. Ya en esa cita olímpica, delante de la televisión, estaban los tres solos. Sin su mujer, sin sus hijos. Sin nadie. Su hermana y su  cuñado se tenían el uno al otro pero él no tenía a nadie.

Siguen apareciendo en la pantalla del televisor grupos de animación, de teatro, llega la Reina, hay música cohetes y fanfarrias. Londres es una fiesta. Pero su corazón, esa noche, llora las ausencias y se encuentra mas solo y mas fatigado que nunca. Intenta enderezarse en su sillón preferido. Un amigo le dice algo, pero él no hace caso. No atiende a lo que le dicen pues su mente está demasiado atrás en el tiempo y tampoco quiere compartir con nadie sus bellos recuerdos. Está más solo que nunca pese a estar rodeado de gente.

Aquella noche, el salón, está abarrotado de gente y todos asisten sin pestañear al acontecimiento de los Juegos Olímpicos. Los mira a todos pero no los ve. Se fija en ellos y piensa si en sus mentes también estarán apareciendo los recuerdos felices vividos. Intenta concentrarse en la televisión pero no puede. Mira a unos y otros. Los ve reír y hablar entre ellos. Comentar las imágenes y hacer gestos de admiración cada vez que algo les llamaba su atención. Animadas charlas que, seguramente, mantienen para no caer en la nostalgia y la tristeza, pensó él.

Esta muy cansado esa noche. Ya no puede más. Se levanta del sillón con no pocas dificultades y dice en voz alta: “Señores hasta mañana. Buenas noches”  Alguno le contestó, otros le dijeron que no se fuera tan pronto a dormir, que se quedara a  ver el desfile de los atletas, a ver la bandera de España… pero él, con una forzada sonrisa, les dijo que no. Que estaba muy  cansado y que no aguantaba mas. Que se iba a la cama.

Lo que no imaginó ninguno de sus compañeros en la Residencia de Ancianos de San José y María Auxiliadora es que era la última vez que verían a Antonio con vida. A la mañana siguiente, sábado 28 de julio, viendo que no bajaba al desayuno una auxiliar fue a buscarlo a la habitación y lo encontró muerto sobre la cama. Tenía un rictus de alegría en su rostro surcado por mil arrugas y en una mano apretada, sobre su pecho, una fotografía de una guapa mujer, su Lola, que debido al “rigor mortis” de sus miembros no pudieron, ni quisieron, quitarle de las manos.

sábado, 21 de julio de 2012

AMOR EN LA PLAYA (Estampas de Verano)



He estado viéndolos durante toda la semana. Desde el pasado lunes llegaban siempre a la misma hora, sobre las diez de la mañana, y los dos juntos cogidos de la cintura. Ella alta. Rubia. Con su media melena siempre suelta en la que se enredaba la ligera brisa o el levante más fuerte. Una camisola, blanca, que le llegaba a media pierna. Chanclas y grandes gafas de sol que protegían dos asombrosos ojos azules como el Mediterráneo que acariciaba a diario su piel dorada, tersa y bronceada. En las manos una bolsa de playa, de rafia de mil colores, donde iban toallas, prensa, bronceadores en fin sus pertenencias.

El con una camiseta negra donde se veía, estampado, un corazón rojo y la leyenda “I Love New York”. Bermudas azules con dibujos blancos. Zapatillas de suela de cáñamo y también gafas de sol. Moreno. Con pelo muy corto y la barba sin afeitar de varios días. De la misma estatura de ella, algún centímetro a lo mejor mas bajo, pero que no se notaba en absoluto.

Todos los días hacían lo mismo. Llegaban, clavaban la sombrilla en la arena y abrían dos hamacas plegables. Ella, mientras tanto, con gráciles movimientos, se sacaba por la cabeza la camisola blanca y dejaba al descubierto un cuerpo escultural bajo un bikini. Se los he visto en negro, blanco, estampado y azul marino. Cada día llevaba uno diferente. Después, sacándose de la muñeca una goma que llevaba a modo de pulsera, se recogía su melena en una graciosa cola de caballo.

Mientras tanto, él, dejaba las hamacas en el suelo. Las ponía muy juntas y se quitaba la camiseta neoyorquina que dejaba, doblada, sobre los radios metálicos interiores de la lona de la sombrilla por cierto de una conocida marca de cerveza. A partir de ese momento, todos los días lo mismo, con un mimo exquisito empezaba ella dando el aceite bronceador sobre la piel de él. Con movimientos rítmicos y armónicos recorría la anatomía, ya morena, del hombre y no dejaba un solo centímetro sin la protección del aceite solar. Después, él, hacía lo mismo sobre la piel de ella. Acariciaba aquella perfecta anatomía de mujer más que “untarla” de aceite para protegerla de los rayos del sol. Empezaba por la espalda, se arrodillaba y seguía por la parte posterior de los muslos y las pantorrillas. Luego se ponía de nuevo en pie y hacia lo mismo por la parte delantera de la chica. Pero daba la sensación, ante mis ojos, que mas que ponerle el protector estaba colmando su cuerpo de caricias.

Acto seguido se sentaban en las tumbonas y ella sacaba los periódicos de su bolsa de playa. Para el, El País. Para ella, El Mundo. Por cierto que, a lo largo de la mañana, se intercambiaban los diarios una vez que uno de los dos había terminado con la lectura del suyo.

De vez en cuando, él, depositaba un suave y ligero beso en los labios de ella. O era ella la que llevaba la iniciativa en ese juego callado de caricias en la arena de la playa. O tranquilamente, ambos, se cogían de las manos y se quedaban en silencio, sin pronunciar palabra, mirando el horizonte y la línea infinita donde se juntan cielos y mares. Si entraban en el agua, para bañarse, lo hacían cogidos de las manos o bien de la cintura. Dentro del mar se abrazaban, o se besaban quizá con mas apasionamiento que los besos en los labios bajo la sombrilla. Siempre haciéndose caricias. Siempre el uno junto al otro sin apenas centímetros separando sus cuerpos.

Ambos, según mis apreciaciones, superan los cuarenta años pero no creo que tengan muchos mas aunque, no es menos cierto, que soy bastante malo para adivinar y concretar la edad de las personas. Si bien, en esta modélica pareja enamorada, estoy casi seguro que tendrán cuarenta y pocos.

A filo de mediodía, él, se levantaba y se acercaba al chiringuito. Siempre traía lo mismo. Un bote de Coca Cola Zero para ella y otro de cerveza para él. Unos días una bolsa de patatas fritas de las pequeñas y otros una bolsa, también pequeña, de frutos secos. Era su particular aperitivo sentados cómodamente en sus respectivas tumbonas y siempre mirando al mar. Nunca le daban la espalda a la orilla.

Las caricias, suaves y delicadas, seguían en todo momento. Las manos cogidas unas veces y otras recorriendo los muslos de ella o bien los de él. De vez en cuando, uno de los dos, tomaba la iniciativa se incorporaba en la hamaca y depositaba un suave beso, fugaz, sobre los labios del otro.
Eran la envidia de la playa desde luego. Nunca había visto una pareja tan enamorada y mas a esa edad tan lejana ya de la adolescencia y los primeros ardores de la testosterona. Pero todo en ellos era delicadeza, ternura, amor en definitiva. Y verlos así durante toda la semana, no solo un día o un rato esporádico, te hacía pensar en un amor profundo, verdadero, duradero en el tiempo y habiendo sabido salir, juntos y enamorados, de todas las barreras que la vida te pone como obstáculos. Incluso, en mis fantasías, me imaginaba la intimidad de la pareja y los hacía a ambos solícitos el uno con el otro y en mitad de un hogar de amor y entendimiento. La unión perfecta entre un hombre y una mujer con el amor y la mutua atracción como motor de sus vidas. Incluso el deseo.

Pero esta mañana de sábado ha ocurrido algo que me ha dejado las cosas claras definitivamente. Estaban tomando el aperitivo sobre las hamacas cuando ha sonado un teléfono móvil. Ella ha mirado dentro de la bolsa de playa y ha sacado una Blak Berry. Con un gracioso mohín, le ha mirado a él, se ha levantado de la tumbona y se ha alejado unos metros de la sombrilla. Ha paseado arriba y abajo por la orilla mientras hablaba por teléfono. Al volver su cara no era la misma y entonces, con un rictus de tristeza dibujado en su precioso rostro le ha dicho a él: “Lo siento cari, pero el lunes tengo que estar en el aeropuerto a las diez de la mañana. Mi marido ha adelantado su viaje y se ve que ha terminado antes en Londres. Que mierda ¡!!!!!