lunes, 25 de julio de 2011

CON EL MOVIL EN LA ARENA.... Estampas de Playa 2

Una de las cosas que mas me gusta, cuando estoy en la playa, es observar todo cuanto sucede a mi alrededor. Desde los niños que juegan, a las parejas que se enfadan, los abuelos que miran con ilusion a sus nietos o los que asaltan la arena y, en un abrir y cerrar de ojos, la convierten en un inmenso chiringuito casero.  Me gusta mirar y observarlo todo. La manera de andar, de hablar, de comportarse, de actuar, de quererse o de discutir.

 No se si ustedes se habran dado cuenta pero, en la playa, somos mucho mas vulnerables que en cualquier otro lado. Vamos “desnudos” No hay disfraz que nos cubra y realmente nos solemos comportar como somos ya que estamos bastante lejos de los convencionalismos impuestos por la propia sociedad. Les garantizo que, observar a la gente, es un pasatiempo donde se aprende muchisimo de la convivencia en general.

Ademas es un ejercicio, desconocido lector, que le recomiendo pues la verdad que se aprecia, con virtudes y defectos, el comportamiento humano. Mirando y observando a nuestros semejantes vemos tantas formas como personas tengamos alrededor. Y les prometo que es un aprendizaje.

Hoy les quiero hablar del telefono movil en la playa. ¿Se han fijado alguna vez en los rostros y en la manera de hablar de la persona que llama o recibe la comunicación? Es un verdadero estudio sociologico del comportamiento humano. Sin saber con quien esta hablando se nota, por sus reacciones, de quien puede ser esa llamada.

Los he escuchado hacer negocio en la playa. No hace mucho, un caballero que hablaba de un almacen de su propiedad en Mota del Cuervo, pretendia vender una partida de cemento de la mejor calidad. Mientras su mujer se comía, a las diez de la mañana, un inmenso bocadillo de jamon a su lado bajo la proteccion de una sombrilla verde de Heineken.
 He visto a una “enjoyada” señora (de las que van a la playa con todo el joyero colgado en sus brazos y cuello) intentando alquilar un piso de su propiedad me imagino que a algunos estudiantes por el tono de su conversacion. Eso, si, aprendí de memoria las dimensiones del piso, las habitaciones, el amplio balcon del séptimo... ah y que  estaba en la zona del  final de Velazquez en la capital de España. He visto, incluso, literalmente “mandar a la mierda” a la otra persona que por cierto minutos antes le habia llamado al movil y a la que habia saludado con la mejor de las sonrisas. Y luego deduje que era una cuñada por una conversación posterior con otra señora que había a su lado bajo la misma sombrilla.


Las que mas me agradan son las de los matrimonios mayores cuando les llaman los hijos. Se les nota la alegria a la legua. Hablan fuerte, muy fuerte, y cuentan a quien ha efectuado la llamada que estan muy bien, lo que comen, el tiempo que estan en la playa e incluso que no se preocupen que cenan fruta y despues salen a pasear por la orilla del mar aunque algunas noches, especialmente los sabados, van donde “La Goleta” porque hay un chico que toca el acordeon como los angeles y se echan unos bailecitos. Eso si, antes de colgar, demandan pelos y señales de Almudena, Javier, Laura o Juanito que supongo seran los nietos. Luego cuando cuelgan y guardan con mimo el movil entre las toallas, siempre acaban intercambiando pareceres del hijo, la nuera y los nietos que ya les falta poco para salir de vacaciones tambien. Se les ilumina la cara durante la conversacion mantenida y nunca  ven manera de colgar. Estas llamadas les prometo que me encantan.

También me gustan mucho las de las feminas cuando les suena el aparato y, por sus actitudes y maneras de hablar, notas enseguida que la persona que ha marcado ese numero le llega directa al corazon. Hablan bajo. Para que nadie las escuche. Se aprietan literalmente el telefono contra la oreja y ponen unas caritas que son dignas de los mejores retratos impresionistas. Notas ilusion en sus rostros. Alegria contenida. Conversacion privada y silenciosa pues, en la mayoria de los casos, escuchan en lugar de hablar. De vez en cuando un pequeño respingo sobre la toalla y siempre, siempre, agotan su tiempo con un escueto “y yo tambien” o asi mismo “y yo mas”. Ya se pueden ustedes imaginar lo que le esta diciendo la otra persona que les ha llamado desde la distancia.

Luego estan, en otro grupo, las que yo llamo cariñosamente “madres solitarias” que llegan a la playa cargadas de todos los chismes de la prole: cubos, palas, rastrillos, sombrilla, silletas, mochilas con juguetes multicolores y cuando ya tienen todo colocado sobre la arena y los niños corretean en la misma orilla del agua, les suena el movil y parece que hablan para que se entere toda la playa: ¿Qué tampoco vienes a comer? Pues muy bien hijo. Lo que tu quieras. Estoy mas harta de playa que no lo sabe nadie. Todo el santo dia sola con estos. Y tu bien tranquilo con el trabajo. Y encima hoy tampoco vienes pues muy bien, muy bien…. Si lo que tu digas porque haya paz. Lo que tu digas…. Tras unos minutos de escucha, responden siempre lo mismo: Pues nada que si, que tienes razon. Siempre tienes que tener razon. Cierran el movil y con las mismas el primer niño que  tienen mas cerca es el que, por regla general, se la carga “Juan deja ya de enredar hombre, llama a tus hermanos que os ponga la crema…”

Por ultimo les quiero hablar de ese grupo de amigos, vecinos o familia que llegan cargados de silletas, mesas plegables, neveras, sombrillas, silletas y niños, muchos niños por todos lados. Instalan todo y los mas precavidos hasta colocan sabanas, entre las sombrillas, para cubrirse de los rayos solares y en el mismo momento que tienen montado el improvisado campamento comienzan a colocar sobre las mesas bolsas de patatas, ensaladas, tortillas, bocadillos, frutos secos y botellas de litro de cerveza. Y a lo mejor son las nueve y media de la mañana. Cuando estan a mitad del festin a alguno le suena el movil y entonces, para que nos enteremos todos, retransmite a su interlocutor, con pelos y señales, todo cuanto hay sobre las mesas y lo bien que lo estan pasando en la playa. A la hora de la despedida siempre la misma frase: “Chacho veniros pacá coño que estamos mu bien aquí en la playa”…

Otro dia les comentaré, con mas tiempo, las diferentes maneras de tener el movil en la playa aunque les confieso, desde ya, que lo que mas me gustan son los que lo llevan colgando del bañador, en la parte delantera, en el mismo elástico de la cinturilla.

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