lunes, 29 de agosto de 2011

UN RAYO DE LUNA

Se sentó en el bordillo de la acera. La noche era, en ese momento, su única compañera. Y la soledad su amante más fiel desde hacía veinte años. Por su mente fueron pasando, como en una película en blanco y negro, los sucesos de su vida. Aquella vida rota y truncada definitivamente para siempre. Una vida que quedó sepultada, como tantas otras, tras el terremoto del 11 de mayo de 2011 cuando, precisamente, estaba jugando una partida al dominó con los amigos, en el bar de Antonio de la Viña.

 Las escenas de su vida mas reciente comenzaban en aquellos años sesenta, cuando salía de la estación del tren de Lorca, con una vieja maleta atada con gruesas cuerdas de esparto, para dirigirse a la vendimia francesa. Noches de insomnio, viajes interminables, traqueteos en aquellos vagones de madera, carbonilla cuando abría la ventana para respirar aire puro del exterior, y bocadillos de embutido preparados con cariño extremo por las manos de Juanita. Su único, su verdadero amor. 
Recuerda que la conoció en un baile de la verbena de Marchena y desde aquella noche que bailaron, el viejo tango de Carlitos Gardel, “Volver” supo desde ese momento que aquella mujer era la suya y que sería la madre de sus hijos. Jamás podría vivir sin ella. Tras más de diez años de largo noviazgo se casaron. Fue una pareja inmensamente feliz pero, los hijos, nunca llegaron. Vivían el uno para el otro y aquellas separaciones para trabajar en la Vendimia les costaba, a ambos, ponerse malos quince días antes de la salida en el viejo tren que recorría media España para llegar al destino cuatro días después de tomarlo en la estación de Lorca. Viajes interminables con la maleta de cartón-piedra como única compañera. Y la foto de Juanita que llevaba en el viejo billetero, atado con gomas, donde guardaba también todos los papeles, permisos, y contrato de trabajo. Abría la cartera, miraba aquella foto en blanco y negro, le daba un beso y la volvía a guardar en el bolsillo interior de la raída chaqueta de lana.
Recuerda aquellos días de sufrimiento y trabajo en Francia. De sol a sol cortando uvas en la viñas de aquel país. Todo el dia agachado. El dolor de los riñones, el sudor empapando su camisa.. Una humilde casa, en plena finca, era su refugio junto a trabajadores de otras partes de España. Diez personas estaban allí con las que al final fueron estrechando lazos de amistad como si de una gran familia se tratara.  Largas jornadas de sacrificios, un año y otro, pues su única aspiración era comprarse una casita digna en Lorca y vivir solo con su Josefa pues, la casa de los padres de ella en Marchena, se había quedado pequeña ya que vivían con otra hermana los hijos de esta, el marido y una tía soltera.  Y porque como siempre le decían “El casado, casa quiere”… Su sueño pasaba únicamente por esa casa que tanto necesitaban y por ello hacia aquellos sacrificios en tierra extraña.
Ahorró hasta el último franco y tras varios años acudiendo a vendimiar durante todo el otoño pudieron conseguir su sueño. Por fin tenía la casa que tanto trabajo le había costado y tantos sueños le había proporcionado. Habían trabajado duro los dos, marido y mujer, durante aquellos años pues ella también aportaba su dinerillo con los trabajos que le salían en las temporadas del campo lorquino pero, eso sí, peor pagada que él como siempre ha sucedido en esta España nuestra. Pero por fin, la casa, fue una hermosa realidad.

Han pasado muchos años de todo aquello. Josefa, un mal día, se fue para siempre de este mundo después de una larga y penosa enfermedad que la tuvo postrada en cama más de seis meses. El se quedó solo. Sin ella, sin hijos, sin familia, sin hermanos pues no tuvo jamás. Sin nadie que se ocupara de él. Y con ochenta años.
Esa noche no había vuelto a dormir al campamento de refugiados de la Torrecilla. No quería seguir pasando estrecheces y penurias bajo aquella tienda de lona. Su tiempo se había cubierto. Ya no podía aguantar más. Habían pasado más de cien días de aquel terremoto y no encontraba soluciones ni las tenía. Primero fue el campamento de Santa Quiteria, después el de la Torrecilla. Todo el verano bajo las lonas con más de cuarenta grados, a expensas de un bocadillo y una botella de agua. Horas y horas caminando, apoyado en su andador, entre las tiendas de campaña. Pensando en un futuro que no tenía y una esperanzas que se habían marchado para siempre.

Se levantó del bordillo, cruzó la calle, y se metió en el solar de lo que había sido su casa en el barrio de la Viña. Se orientó por la hermosa luna que, aquella noche, bañaba de plata las ruinas de lo que fuera uno de los barrios más castizos y bulliciosos de Lorca.
Encontró, tras orientarse, la ubicación exacta de donde estuvo su dormitorio. Su cama junto a Josefa. Sus noches de amor en el silencio de aquel cuarto bañado siempre por la luz de la luna que entraba por el amplio ventanal. La vio joven y hermosa, como era, y cuando le recibía después de largos meses de duro trabajo en Francia para comprar aquella casa. Se echó al suelo. Se hizo un ovillo y se quedó dormido.
En sueños, lo sintió perfectamente, llegó Juana sensual y bella.  Le acarició el rostro surcado de mil arrugas de los duros soles del campo y le tomó entre sus brazos como si de un niño pequeño y desvalido se tratara… no sintió nada más. Solo vio una luz hermosa y cegadora que le arrastró a su interior. Siguió aquella hermosa claridad cogido de las manos del amor de su vida….
El único testigo de aquello fue un solar donde un terremoto había truncado para siempre los sueños de un hombre viejo...  

sábado, 27 de agosto de 2011

EL BULEVAR DE LOS SUEÑOS ROTOS



No habia podido dormir en toda la noche. Como en las anteriores el calor dentro de la tienda de lona, la incomodidad de la litera y sobre todo las preocupaciones le habian mantenido despierto. El mes de agosto estaba siendo en extremo caluroso en Lorca. Aun no habia despuntado el alba cuando ya estaba haciendo la “Oracion del Alba” o  “Subh” la que todo buen mulsulman tiene que hacer en la transición de la noche al día.
Salim arrodillado, en el exterior de la tienda de lona,  en el campamento de refugiados, apoyaba su frente en el suelo y rezaba. A su mente vinieron claros y nítidos los versiculos de la “Sura 17 del Coran la del “Viaje Nocturno”...  Quien sigue la vía recta la sigue, en realidad en provecho propio y quien se extravía, se extravía en realidad, en detrimento propio. Nadie cargará con la carga ajena. Nunca hemos castigado sin haber mandado antes a un enviado.

Recordó a su padre, Sharif, cuando le decía desde bien pequeño que cada vez que tuviera un problema hablara con el Todopoderoso. Que Ala era grande y misericordioso y siempre le escucharía. Y le vinieron a la mente, aquella madrugada, las imágenes de su pueblecito, Aarabene, apenas quinientos habitantes perdido en la duras extrivaciones de las montañas del Rif…. Donde empezó todo.

Llevaba en Lorca mas de un año. Tras muchos trabajos en precario encontró uno como chofer en un almacen. Era un empleo digno, cobraba ochocientos euros, toda una fortuna, pues le habia permitido ahorrar, y estaba siempre viajando de un lado para otro. Era un puesto de trabajo digno tal como estaban muchos de sus compatriotas. El 11 de mayo se enteró del terremoto en Bilbao. Llevaba una carga para aquella ciudad y paró, sobre las siete y media de la tarde, a tomar una botella de agua en el bar de una gasolinera. Cuando entró todo el mundo estaba pendiente de la pantalla de television donde se repetía una y otra vez la imagen de un reportero que, estando en pleno directo, se derrumbaba  un campanario a sus espaldas. Salim no daba crédito a lo que veía. Trato infructuosamente de ponerse en contacto con el almacen e incluso con la señora Gloria que le tenía alquilada una habitación, de su casa, en el barrio de la Viña. Todo fue inutil.

Regresó a los dos dias, sin haber podido hablar con nadie y sin saber nada de lo ocurrido ni la magnitud de la tragedia. El almacen se había derrumbado casi en su  totalidad y cuando quiso acercarse hasta su casa le fue imposible. El edificio estaba en ruinas y tenian que derruirlo. Los soldados de la UME, policias y bomberos no le permitieron que accediera a la casa, entre otras cosas, porque no podía justificar que vivía alli y no le dejaron entrar a recoger sus pertenencias. Así mismo hubiera sido imposible hacerlo pues el edificio amenazaba con venirse abajo en cualquier momento. A él le daba igual que se perdiera lo que tenía de ropa y enseres, solo quería sacar de la pata hueca de la cama una bolsa de plástico donde tenía dinero ahorrado para ir pagando la deuda contraida con la red que le había introducido de manera ilegal en España.
 No pudo hacerlo. Buscó a la señora Gloria y alguien le dijo que se había ido con una sobrina a la vecina localidad de Totana para huir de aquel infierno de desolación y muerte. Su busqueda fue infructuosa. A los cuatro dias, impotente, sin poder hacer nada Salim vió como la casa del barrio de la Viña era demolida y convertida en escombros. Sus sueños y sus ahorros se habian perdido para siempre. Su vida tambien.

Aquella madrugada, en el campamento de refugiados de la Torrecilla donde llevaba ya tres meses, realizaba sus oraciones pero le quemaba en el bolsillo del chandal la nota que le habian hecho llegar desde Murcia en manos de un compatriota. Si no pagaba al acabar el Ramadan, faltaban tres dias para eso, los dos mil euros del viaje mas mil quinientos de intereses, sus padres perderían la casa de Aarabene y como ésta era de barros y adobes, de poco valor, le decían tambien que su mujer, Raisha, era lo suficientemente hermosa y joven para que no volviera a  verla jamas ya que la venderían, para saldar su deuda, y la perdería para siempre. Era una bella y apetecible mujer por la que pagarían mucho dinero en Francia para prostituirla……

Como todos los dias, Salvador, se levantaba muy temprano para ir al campo, echar de comer a los animales y hacer cosas en la tierra que era su unica pasión. Ademas le gustaba, desde siempre, ver amanecer con los primeros rayos del sol asomándose en el horizonte y bañando con su luz, allá a lo lejos, la torre Alfonsí de la vieja fortaleza lorquina que se alzaba inmponente sobre toda la ciudad.
Aquella mañana hizo un desagradable descubrimiento que jamas olvidaría: colgando de  la rama de una frondosa y vieja higuera pendía el cuerpo desmadejado y roto de un joven marroquí, vestido con un chandal….

Casi a la misma hora, Antonio, en su bar de la Viña servía los primeros cafés y carajillos a los mas madrugadores. Pocos en realidad pues, el barrio, tras los seismos estaba practicamente deshabitado. Sobre el viejo mostrador de marmol, el periodico del dia, llevaba un llamativo titular: “ Las Administraciones Central, Autonómica y Municipal se culpan unos a otros de no hacer lo suficiente por Lorca”… y la noticia, daba cuenta, de las serias desavenencias surgidas entre los gobiernos, de distinto signo político, que se culpaban, unos a otros,de no haber hecho lo prometido tras los terremotos del 11 de mayo de 2011…..

En la radio del bar, la voz quebrada de Joaquin Sabina se escuchaba cantando …..Por el bulevar de los sueños rotos, pasan de largo los terremotos….. 

viernes, 19 de agosto de 2011

ADIÓS CARMEN Estampas de Playa


A partir de hoy ya no volveré a ver a Carmen. Se ha ido con su padre después de quince dias en la playa. Ha vuelto a su casa. Una ciudad de la Mancha donde la imagino, a partir de mañana, iluminando con su sonrisa a todos los que la quieren. Que serán muchos. No me cabe duda.

Les conocí el primer dia de su llegada. No he visto jamás un padre tan dedicado por entero a su hija. Es viudo y he conocido, en estos dias, que ha prometido no dar a Carmen otra madre. La suya murió cuando la niña tenía dos años y él se mantiene fiel a la promesa realizada y solo vive para ella. Bueno, y según me contaba, la abuela que les echa una manita alli en su casa.

Llegaban sobre las once de la mañana. El con la sombrilla, dentro de una funda, colgando de su hombro. A la espalda una mochila con los juguetes de ella. En la mano izquierda una silleta plegable. En la derecha la manita de Carmen. Ella, con un gracioso sombrerito de paja. Vestido playero y amplio con florecitas y dibujos (un vestido de princesa porque a Carmen le encantan las princesas) una esterilla en la mano libre y al hombro una toalla de “Bob Esponja” que es su favorito.

Instalada la sombrilla y la silleta, padre e hija, se ponian a hacer “castillos de princesas” con los moldes, cubo y pala, que llevaba la mochila. Cada dia una fortaleza distinta, cada dia una efimera construccion de arena para que ella dejara  volar su fantasía. Y mientras lo hacian, el padre, le contaba la historia de esos muros: Por aquí, le decía, vendrá el principe a salvar a la princesa. Por esta otra muralla, el dragón intentará atacarlos, mira en esta torre esta el Rey que llama a sus soldados…. Cada dia, este hombre que supera los cincuenta años, arrodillado jugando con Carmen, con su hija y contándole historias fantásticas para que volara su imaginación desbordada.

Esta mañana me he bañado con ellos. Hemos entrado al agua con Carmen agarrada de la mano de su padre y de la mía. Ella en el centro. Daba grititos saltando las olas. Se reía cada vez que la espuma de alguna de las mas altas le salpicaba la cara. Luego su padre le ha dicho “A nadar” y Carmen se ha tumbado sobre la superficie del mar, sin soltar las manos de su padre y dando pataditas, a modo de ejercicios de natación, mientras su risa y su alegria lo inundaba todo. Luego han venido los capuzones. Graciosísima como se cogía la nariz y cerraba los ojillos para sumergirse por unos segundos apenas, tan cortos, que a veces salía sin mojar siquiera su rubia melenilla…. Así hemos pasado la mañana. Su última mañana aquí en la playa.

Después y cuando su padre estaba recogiendo todo le ha dicho: “Venga, Carmen, despídete de Alberto” y ha venido hasta mí. Se ha abrazado con todas sus fuerzas a mi cintura y ha apretado su cuerpo contra el mío. He bajado la cabeza para que me diera un beso y ha sido el mas suave, hermoso, delicado y tierno beso que jamas me han dado en las mejillas. Sus labios se han posado en mi cara como una pluma de las mas delicada ave del Paraiso. Ha sido una caricia mas que un beso. Tras esos instantes, eternos, me ha cogido la cabeza y me ha dicho al oído “Eres mu güeno y mu guapo” y ha salido corriendo, ruborizada, a cogerse a la cintura de su padre que le ha abrazado con todo su cariño.

Les he visto perderse entre un bosque de sombrillas. El, como siempre, cargado con la suya en la  funda y con la silleta y el material de construcciones de los “castillos encantados”. Con las princesas que tanto gustan a Carmen. Ella, cogida de su mano, y en la otra llevaba la esterilla. Sobre su vestido, en el hombro derecho, la toalla de Bob Esponja que tantas veces he visto como,su padre, con todo el cariño del mundo secaba su cuerpo…. Ya no les voy a ver y les prometo que voy a echar mucho de menos, muchísimo, a Carmen y a su padre.
 Ese hombre valiente y comprometido con la educación de su hija que ha dedicado su vida a entregarse por completo a ella desde que un fatídico día su mujer los dejó solos.

No les había dicho, tampoco tiene mayor importancia para esta historia, que Carmen es una preciosa adolescente de diecisiete años con un altísimo grado de retraso mental ocasionado por el Síndrome de Down. Ella si es una verdadera Princesa.

jueves, 18 de agosto de 2011

LORCA. HERIDAS ABIERTAS


¿Sabes Lorca? Hacía mucho tiempo que no te visitaba. Que no me perdía por tus calles y plazas cargadas de historia. Que no escuchaba el canto de los siglos en tus piedras centenarias. Lorca la de las tres culturas. La de los cánticos sinagogales; los rezos claustrales en la quietud de los conventos y las voces del Almuédano en los minaretes de aquellas mezquitas que se levantaron en tu rico suelo. Lorca, vieja dama. Amor perdido en la quietud del Valle del Guadalentin. ¿Qué hiciste  para ser objeto de la furia desatada de la tierra? Incluso tu altiva torre del homenaje en la fortaleza que corona tu paisaje, parece haberse encogido en la entrañas del cerro para no mirar el desastre que en su derredor se contempla.

Hacía tiempo, mas de un mes, que no me perdía por tus rincones. Hoy, nada mas llegar, en el Puente de San Diego, a mi derecha “El Partíor de Riego de la Comunidad de Regantes” lo que se conoce como “la Casa mata” me vuelve a mostrar su ruina. Es la primera imagen que llega a mis ojos de aquel desastre de la tarde de un once de mayo. Y desde esa privilegiada atalaya que me regala la vision sobre el puente, a la izquierda, las ruinas del Convento de las Clarisas. Lo que otrora fuera claustro silencioso donde la oracion y el recogimiento tenian su morada, hoy, es apenas un esqueleto que deja al descubierto celdas y pasillos que jamas vieron la luz del sol. Todo está en ruinas. Y no puedo por menos que añorar esos exquisitos manjares que salían de las manos amorosas de las monjas y que alegraban nuestras mesas y paladares. ¿Dónde quedaron tus cocinas artesanales? Desde alli, a lo lejos, incluso veo un trozo de retablo, a cielo abierto, de lo que fue templo de enorme devoción popular.

Y mas adelante otras  heridas abiertas: el Residencial san Mateo un solar yermo donde vivian mas de cien familias. ¿Dónde fueron a parar las ricas empanadillas con ajo de uno de los bares de tu plaza?.. Los derribos del Barrio de San Fernando. Calles cortadas, contenedores de obras en todos los rincones en lugar de plazas de aparcamientos. Visión desoladora desde el Puente Viejo, el puente del "Barrio".  Desde el Óvalo a la Viña, la calle Jerónimo de Santa Fe, esta cortada. Todo son derribos, camiones de escombros, palas excavadoras y vallas metálicas que impiden el paso. Polvo, ruido, albañiles, camiones que entran y salen. Horrorosas máquinas devorando fachadas con un ruido ensordecedor.

Sigo adelante, amada Lorca, y me muestras el Casino reforzado; el Palacio de Guevara (orgullo del Barroco español) herido y lleno de hierros y puntales. San Francisco y San Mateo con andamiajes que trepan hasta el cielo azul de una tarde tórrida de agosto, como queriendo abrazarse a la veleta inexistente en sus torreones. El tiempo se ha detenido en san Francisco donde el reloj secular se partió en dos mitades con la furia desatada de la tierra. Me doy una vuelta por un dédalo de arterias centenarias y cuando quiero cruzar Poeta Carlos Mellado, para llegar hasta el Teatro Guerra, me encuentro esta calle cortada y con grandes gruas reforzando fachadas. Estas herida vieja dama. Estas herida y con tus hermosas carnes abiertas mostrando el dolor, la desolacion y la ruina.

En Juan Carlos I, flamante arteria de la expansión urbanística, la silueta del instituto Ramon Arcas se levanta majestuosa pero su interior amenaza ruina y el aviso de derribo sobrevuela sobre este centro docente donde varias generaciones aprendieron a valerse en el dificil mundo del conocimiento y el saber. Me he quedado mirando tu fachada y he pensado en tantos y tantos lorquinos que pasaron por tus aulas vacías que pronto seran pasto de la piqueta demoledora. Si presto atención, en la quietud de las horas, cuando me acerco a la verja que rodea tu patio escucho las voces de todos ellos reclamando un puesto en la historia de esta noble ciudad.

Y he ido a la Viña. La vieja carretera de Granada. Modernos edificios y antiguas casas, en perfecta armonia, convivian en esta barriada castiza y popular. Cuantos sueños derribados. Cuantos sacrificios destrozados. Cuantas familias se dejaron la vida en la Vendimia francesa para comprarse una “casica”, su sueño dorado, en este barrio que fue bautizado asi por la procedencia de sus moradores “los viñaores que venian de Francia”  Hoy, la Viña, es una ciudad muerta. Solares, derribos, puntales, silencio, desolacion y muerte. Y en su Parque no habia niños. Los columpios quietos y los balancines parados… solo el canto de las chicharras en el calor de agosto. Nadie por las calles. Nadie en las casas .Una ciudad fantasma en medio de la nada. El barrio mas castigado. La zona mas dañada. Donde la tierra se mostró, quizá, con toda su virulencia. Todavía hoy, en algunos balcones de casas desabitadas, he llegado a ver juguetes infantiles que quedaron abandonados aquella fatídica tarde cuando, sus moradores, tuvieron que salir corriendo ante el estruendo de la furia desatada. Incluso en algunas de sus calles quedaron los recuerdos de las vidas segadas por cornisas y balcones.

Me he parado en el Restaurante Bar “La Viña” lugar popular y conocido por toda la ciudad, y sus persianas cerradas y sus puertas reventadas me han recordado que bajo sus cornisas quedo para siempre la vida de un niño, un adolescente, al que acompañaban padres y abuelo cuando las piedras asesinas se precipitaron sobre él para segar una vida en sazón de primavera.

Y las calles enteras, donde otrora había vida y edificios, vacías y convertidas en eriales pues las máquinas derribaron todo rastro de edificaciones. Soledad y silencio en la tarde de verano. Silencio y soledad. Vacío en el alma como cuchillas que se clavan en los corazones lorquinos que asisten impotentes al caos de la ciudad. ¿Qué te han hecho vieja dama? ¿Qué te han hecho joyero de Murcia?

A TI, LORCA, Y A TU HECHIZO.
TU CALLE Y TU FACHADA.
 A TU NOMBRE Y ENCANTO. A TU POSTAL DEL TIEMPO DORMIDA EN LOS ARRULLOS DE LOS ARBOLES FRUTALES QUE TE RODEAN.
A LAS AGUAS QUE FERTILIZAN TUS CAMPOS.
 A TU CERA Y A TU LUZ, A TU FLOR Y TUS JARDINES.
 A TI, EGREGIA DAMA DE PASION AZUL Y BLANCA.
 DULCE MIRADA DE ATARDECERES.
 DAMA DORMIDA EN LOS ARRULLOS DEL CERCANO VIENTO QUE TE ACARICIA DESDE LA SIERRA DE TERCIA.
A TI, AZUCENA DE MURCIA, CLAVEL MORUNO ENTRE LAS ARRUGAS DEL GUADALENTIN.
DAMA SEÑORIAL EN CALLEJAS DE SABOR JUDIO Y CRISTIANO.
 LA DE LOS REZOS COVENTUALES Y LOS CANTICOS SINAGOGALES.
 A TI, MONUMENTO DE PLATA OSCURA BAÑADA POR LOS SOLES DEL ESTIO EN UNA TARDE DE AGOSTO.
 A TI Y SIEMPRE A TI LUZ DE PASION CON LAGRIMAS DE CERA EN LAS NOCHES APACIBLES DE UNA SEMANA SANTA UNICA EN EL MUNDO.
LORCA, LA MÁS HERMOSA DE LAS ESCOGIDAS PORQUE EN TUS CALLES, LOS VIEJOS BLASONES NOS RECUERDAN TU GLORIOSO PASADO.
LEVANTATE DE TUS RUINAS. SACA ORGULLO Y RAZA.  QUITATE LOS MIEDOS Y MIRA AL FUTURO  CON ILUSIONES RENOVADAS.
DESDE LAS PAGINAS DE LA HISTORIA, FAJARDOS Y CHACONES, TE INYECTAN SUS GENES GUERREROS PARA QUE VUELVAS A CONSEGUIR LAS GLORIAS QUE TE HICIERON UNICA.
A TI, DIVINA JOYA QUE ATESORA MURCIA.
A TI Y POR TI, TIERRA AMADA Y QUERIDA.

lunes, 15 de agosto de 2011

EL MENSAJE DE JESUS Estampas de playa


En algunos medios de comunicación, de tirada nacional, hoy, podemos ver las declaraciones de Evaristo Villar, miembro del Foro de Curas de Madrid, donde refiriéndose al viaje del Papa a España dice entre otras cosas: “Estos fastos nada tienen que ver con Jesús. Él exhortaba a sus discípulos a marchar sin oro, alforjas y sandalias… Lo importante es el mensaje de Amor y justicia. ¿Qué pintan las grandes empresas dando dinero para este tinglado? No cuestiono la buena intención pero, por favor, no degrademos la esencia del Cristianismo. El Evangelio es un estilo de vida que lucha por la dignidad humana. Este despliegue de poderío y ostentación desprestigia la autoridad moral de la Iglesia”  No puede haber reflexión mas acertada que ésta y más cuando vemos que el mundo está inmerso en una profunda crisis, no solo de valores como dice Roma, sino económicas y sociales con el hambre, la miseria, la desolación y la muerte campando por sus respetos en todos los continentes. Especialmente en los países más deprimidos y olvidados. ¿Cual es la postura de la Iglesia ante estas situaciones?

Recientemente, una agencia internacional de prensa, distribuía una patética fotografía donde se veía a un misionero, con los ojos llenos de lágrimas, sosteniendo en sus brazos a un niño-esqueleto moribundo, comido por moscas e insectos, en aquel maldito “cuerno del África negra” donde nadie quiere mirar. Que alguien le explique, a ese  religioso, que solo el altar de la Castellana donde el Papa celebrará la misa cuesta cerca de un millón de euros. Que alguien se lo explique a este hombre que impotente lloraba con el niño en sus brazos.
 O que incluso para confesarse, que disparate, se han montado centenares de "confesionarios de diseño" en el Retiro madrileño... ya nos enteraremos, con el tiempo, que alguien se hace mas rico todavía con todo esto y por supuesto en el nombre de Jesús pues solo recuerdo, aunque está subiudice, que la trama Gurtel presuntamente también saco extraordinarios beneficios de la ultima visita del Papa a Valencia.  Y claro, en nombre de Jesús.

A mi mente, esta noche, vienen las imágenes del jesuita, Ignacio Ellacuría y los miembros de su comunidad asesinados vilmente por la extrema derecha por predicar la justicia social. O de Monseñor Romero, también asesinado por los paramilitares porque era la voz crítica frente a un gobierno opresor con los pobres. Y la de tantos religiosos y religiosas torturados por medio mundo por seguir la doctrina del Evangelio y el ejemplo de Jesús de Nazaret.  Y también viene a mi mente esa iglesia próxima y cercana de las Comunidades de Base, la HOAC, Cristianos por el Socialismo y tantos otros movimientos que en nada aplauden estos fastos de Madrid. Innecesarios a todas luces y que luchan diariamente por hacer el bien a sus semejantes.
 Y también las comunidades del Alto en Bolivia, con un obispo murciano al frente, Monseñor Gil Hellín, trabajando en las chozas mas humildes, ayudando y luchando por salir adelante de la ruina, la desolación y la muerte. O sin irnos tan lejos, en el campo de Cartagena, la labor extraordinaria que hace mi hermano Aurelio Sanz, sacerdote de Perin, al frente del “Hogar de Nazaret” donde van a parar los enfermos terminales de SIDA que no tienen familia ni techo. Allí, en ese hogar de acogida, he visto y he sido testigo de la presencia de Jesús.  Cualquier día un “purpurado” de los que se van a pasear por la Castellana, sería capaz de limpiar las heridas de estos enfermos terminales o simplemente cogerles una mano, como hace mi hermano Aurelio, para ayudarles a bien morir ya que no tienen a nadie que les acompañe en esos decisivos momentos. Esa es la “otra iglesia” la que el Vaticano no quiere ver o incluso la persigue porque es incomoda. ¿A cuantos sacerdotes se ha apartado del seno de Roma por seguir el Evangelio? Serian incontables desde luego. En el colmo de la desfachatez dicen que son "curas comunistas" o "curas rojos".... 

Jesús nos trajo un mensaje de Paz y Amor. Jesús nos dijo que “Es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja que un rico en el Reino de los Cielos” Podemos recordar otro pasaje evangélico cuando el Mesías nos dice: “Si quieres seguirme da cuanto tengas a los pobres y ven conmigo”… Los textos sagrados están llenos de ejemplos claros y concisos de cual era la postura de este hombre con respecto a la distribución de la riqueza y las prioridades que tenía su doctrina. Pero claro, a los sacerdotes de su tiempo, era a los primeros que les incomodaba y por eso movieron los hilos para su crucifixión.
  Jesús nos legó en las Bienaventuranzas un verdadero “testamento” para comportarse en esta vida en ayuda de los mas necesitados. Justicia Social. Por cierto aquel hombre de Nazaret, oraba y “hablaba” con el Padre en los montes, a orillas de los lagos o en un huerto como Getsemaní. También con esto, Jesús, nos está diciendo que “para rezar al Padre y hablar con él, no hacen falta los grandes templos cubiertos de oro y mármoles preciosos” Dios, el Dios del Amor, no el Dios justiciero del “Catecismo del Padre Ripalda” (aquel del nacional catolicismo) Es el Dios justo. Es el Dios del Amor y está en todas partes. No hacen falta altares de un millón de euros para honrarle.

Por eso, cuando se reunió con los suyos para celebrar la Pascua Judía, en aquella noche de la luna llena del mes de Nisam, Jesús, nos dejó su ultimo mandamiento: “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”… Pero los hombres somos olvidadizos y perdemos con mucha facilidad la memoria. Si esta Iglesia que se paseará triunfante por Madrid, con unos gastos que sonrojan a cualquiera, recordará solamente el mandamiento de la " última cena” estoy seguro que se darían la vuelta y no harían semejante disparate pues difícilmente pueden amar a nadie que no sea a ellos mismos. Y menos al prójimo que muere de hambre muy cerca de todos nosotros.

jueves, 11 de agosto de 2011

¡COMO ESTÁ ESPAÑA! Estampas de playa


Todas las mañanas le veo sentado en el mismo sitio. Aprovecha el escalon de un escaparate en una tienda próxima a la playa.
 Tendrá una edad indeterminada pero calculo que entre los cincuenta y los sesenta años. Mas próximo a las seis decenas que a las cinco.
 Pelo cano bien cortado. Barba arreglada. Siempre viste la misma ropa: camiseta azul cielo con un rótulo en inglés y pantalones vaqueros. Botas marrones con cordoneras y calcetines grises que se le ven, al estar sentado, y tener el pantalón subido por encima de los tobillos. Una mochila al lado derecho donde, imagino, lleva sus escasas pertenencias y delante de él coloca siempre un cuenco de plástico donde recoge las monedas que los viandantes depositan alli. Cuando le dejan algo siempre responde con un “gracias” cargado de respeto.

Está siempre en el mismo sitio y todos los dias. No ha faltado ninguno en todo el tiempo que llevo en esta playa. La verdad es que me llama siempre la atencion pues pienso, e imagino, qué será de su vida. No es un “pordiosero” ni un pedigüeño de los llamados “profesionales”. Es español, su acento y su voz le delatan. Me gustaría saber que infranqueables barreras le han llevado a estar sentado en una baldosa de una playa del Mediterraneo. Desconozco su formación o su cuna. Aunque me parece culto. Muy culto quizá. No sé su origen ni su procedencia. Tiene pinta de Hippie. De aquella generación que pensó que el mundo podría cambiarse, a raiz del mayo frances, con flores y comunas. Con “paz y amor”. Pero este perro mundo es mas complicado que todo eso y aquella generación valiente y arriesgada se quedó reducida a una minoría que vaga por otras costas y otros lugares quizá pensando, pese a todo, que cambiar el mundo es posible. O venden collares, pulseras y abalorios para ganarse el sustento en cualquier paseo maritimo del viejo Mare Nostrum.

Este hombre del que les hablo no es de esos. Tiene pinta de "viejo profesor" o intelectual venido a menos. Mi imaginación se dispara. El esta, siempre, sentado en ese escalón de una tienda de modas y a nadie molesta. No pide. Pone su cuenco delante y espera, confía, aguarda que alguien deposite una moneda en el interior del mismo.

Esta misma mañana pasaba por delante de él, como todos los dias,  y a la misma vez lo hacian dos señoras, mas o menos de su edad, dirección a la playa con sus pareos sobre los bañadores, sombreritos para protegerse del sol, bolsos en bandolera y con sus muñecas cargadas de pulseras.  En las manos sendas banquetas para sentarse. Al llegar a su altura los dos hemos oido el comentario: “Nunca se habian visto pobres en esta playa” ha dicho una de ellas. Y le ha contestado la otra “Así está España hija mía un dia nos comen”…

 Y han seguido andando hacia adelante, eso si, en un acto reflejo han apretado los bolsos contra sus costados.
Nos hemos mirado los dos, ha sido un acto reflejo, y por primera vez en todo este tiempo le he visto sonreir. Los dos nos hemos sonreido. 

miércoles, 10 de agosto de 2011

EL ACANTILADO. Estampas de playa.


Repasó su vida en un instante. Como si visionara una pelicula a camara lenta en una sala de cine que tanto le gustaban. O quizá no, no era correcto, la estaba viendo en un gran Teatro representada por un actor principal que era él mismo. Se vió desnudo con sus virtudes y sus defectos. Sintió la soledad que le embargaba. Pensó lo que hubiera sido y no fue. Imaginó como se habría sentido si, su existencia, hubiera dado un giro cuando tuvo que darlo pero la cobardía se lo impidió. Bueno cobardía no. Los convencionalismos, falsas promesas o la certeza que nada iba a cambiar aunque lo intentara. Lo cierto fue que no movió un solo dedo para hacerlo y no lo hizo.  Dejó las cosas como estaban y se fue conformando cada día un poco mas.

Alli, sentado al borde del acantilado, miraba el mar de un color intenso juntandose en la linea del horizonte con un purísimo azul en el cielo de la tarde de verano. Hasta donde él estaba llegaba el olor a brea y salitre mezclado con el inconfundible perfume de pinos y jaras que poblaban aquella privilegiada atayala donde, tantas tardes, habia encontrado la inspiracion para sus articulos y novelas. Donde tantas y tantas veces le habia servido de inspiracion el sonido del mar o las noches de luna llena cuando, la “dama de la noche” parecía vestir de plata aquella inmensidad.

Hoy todo era distinto. Fracasado, hundido, sin una editorial que quisiera tan solo recibirle o aceptar los manuscritos que se esforzaba en sacar adelante en el viejo y lento ordenador que ya se le había quedado atrasado, en lo que a tecnología se refiere, pero que al carecer de ingresos no tenia mas remedio que manejarlo muy a su pesar. Nadie quería saber nada de él. Había pasado de la admiracion al silencio. De las luces, focos y entrevistas al mas sangrante de los olvidos pues ya ni siquiera le llamaban de la emisora local de su pueblo para interesarse por alguna de sus obras. Todos le habían olvidado. Incluso ella. Todos.

El mar era toda su vida. Alli habia encontrado el consuelo en sus ratos de soledad. La inspiracion en los momentos dificiles e incluso el amor de quien tanto quiso pero nunca pudo conseguir. Hoy todo había quedado atrás. Sentado alli, mirando el horizonte, se hacía mil preguntas que no tenian respuesta. Ya nada merecía la pena. Se había cansado de luchar contra los molinos de viento; de nadar contra corriente, de perseguir un imposible y el fracaso había llamado a su puerta para quedarse definitivamente a su lado. Estaba hundido y era un fracasado. Esa era la realidad y pensar otra cosa era engañarse. Y no lo iba a hacer desde luego.

Pero  tenía el mar. El nunca le habia fallado. Nunca. Era su consuelo, su mejor aliado, su unico complice. Su vida. Por eso cada vez que podía se escapaba a aquel lugar escarpado y único para soñar con el mar. Para vivir con el mar. Para que el mar le hablara.

Y aquella tarde, el mar, le habló y le llamó. Por eso sin dudarlo un solo instante se precipitó al vació desde aquel acantilado de mas de ochenta metros y fue al encuentro de su unico y verdadero amor: el mar.

sábado, 6 de agosto de 2011

DOÑA ROSITA Estampas de playa

La vengo observando toda la semana que, a lo que parece, es el tiempo que lleva aquí en la playa. Llega sobre las diez de la mañana. Un vestido veraniego estampado cubre su cuerpo. En la cabeza un coqueto sombrero de ganchillo blanco con un adorno central en rosa. Abre un gran bolso que cuelga de su costado y saca una toalla azul marino con bordes amarillos que extiende con mimo y cuidado sobre la arena.

 Deja el bolso sobre ella y se quita el vestido. Con una gracia especial cuando lo saca por arriba, por la cabeza, sin desprenderse del sombrero del que se protege del sol de agosto. Tendrá mas de cincuenta años (aunque sigo diciendo que soy muy malo para calcular la edad) pero luce un cuerpo explendido con un bikini azul marino y florecitas en azul claro.  Es de mediana estatura pero todo en ella es armonía.
 No lleva anillos, ni pulseras ni tan siquiera pendientes. Su pelo, rubio, unas veces lo lleva recogido en un moño bajo, otras en una corta cola de caballo y la mayoría de días suelto bajo el sombrerito de ganchillo. Tiene una cara agradable sin ser ninguna belleza.

Se sienta con extrema delicadeza sobre la toalla, saca un spray de crema solar y ella misma, con movimientos de contorsionista, se la da por todo el cuerpo incluida la espalda. Cuando termina esta tarea, saca un cuaderno de crucigramas y  comienza a hacer uno de ellos. Hasta aquí todo normal desde luego. Pero cuando lleva un rato asi, y por eso me fijé mucho mas en ella, guarda la revista de pasatiempos y saca un libro de la colección de bolsillo de "Alianza Editorial"  con la obra poetica de Federico García Lorca. Hoy mismo lo ha estado leyendo toda la mañana. El otro dia fue Yerma el que tenía en sus manos.

La hago soltera, no se porque. Siempre está sola. Nunca la he visto con nadie. Ella y sus libros del inmortal poeta granadino. No lleva marca alguna de alianzas en sus bronceados dedos. No tiene nada, externamente, que me haga pensar en una maternidad mas o menos lejana en el tiempo. Vientre plano y bien torneado. Pechos firmes y turjentes, pese a la edad, y ademas sin cirugía que eso se nota por mucho que los cirujanos quieran disimularlo. Nada en ella externamente delata que sea una mujer que haya pasado por el trance de la maternidad.

Hoy la he observado con mayor detenimiento quizá que otros dias. Leía poemas de García Lorca y de vez en cuando, sentada en la toalla, dejaba vagar su vista hacia la raya del mar donde tierras y cielos se unen en un inseparable abrazo de vida. A lo mejor, he pensado, sueña con ese amor que nunca vino. Con ese amor que nunca fue posible. Con ese amor que le causó la soledad en la que está inmersa.  Y mi imaginación, tambien, ha viajado con ella y por ella a crear un “personaje” en mi cabeza que bien pudiera estar sacado asi mismo de la obra del poeta de Granada.

 No, decididamente, ella no es un personaje de “Bodas de Sangre” Para nada. No es tampoco, aunque pudiera serlo, una de las hijas de Bernarda Alba. No, no le pega en absoluto. Aquellas fueron mujeres “de negro y permanente luto” Mujeres escondidas de miradas extrañas. Mujeres olvidadas y secuestradas por la moral sin sentido de la matriarca. Ella no. Ella está alli disfrutando de sol y mar y no escondida en una sordida casa en medio de un campo. Tampoco es Yerma, aunque yo piense que no ha tenido hijos… Y estando en eso me ha venido fugazmente el personaje lorquiano que mejor le cuadra: “Doña Rosita la Soltera”.

Si eso es. Es mi particular “doña Rosita” del siglo XXI. La que se encierra en la poesia para soñar amores que nunca fueron. La que añora a aquel primo que le prometió matrimonio pero se casó con otra. La que ha llevado en silencio su amor no correspondido y ya, como doña Rosita, cuando sea muy viejecita contará a los mas próximos la promesa de amores que nunca fue realidad. Si, es doña Rosita. Definitivamente.

  Su extremada delicadeza, su anatomía grácil  sin que le hayan pasado factura los años. Su cara graciosa sin ser bella. Sus maneras exquisitas hasta la hora, incluso, de acariciar su propio cuerpo con la crema protectora. Sus lineas perfectas en un cuerpo bien proporcionado a lo mejor, quien sabe, anhelante de las caricias que nunca conoció.

Si es doña Rosita a la orilla de un mar azul en calma una mañana de agosto. Y ella, mientras yo pensaba en todo eso, seguía leyendo a Federico García Lorca escasamente a dos metros de donde yo estaba y por supuesto ajena por completo a la historia que se estaba construyendo en mi cabeza.
Seguro que el llorado Federico conoció a una mujer parecida para inspirarse en una historia que dicen fue incluso real en un pueblo granadino. Sería, ella, como la mía. Solitaria, delicada y soñadora que dejaba vagar sus ojos azules por los paisajes de la Vega mientras soñaba con el amor que nunca se materializó en su cuerpo yermo. La mía, mi particular doña Rosita, pierde su mirada en el horizonte del milenario Mare Nostrum quizá buscado la estela de aquel que le prometió amores pero que nunca cumplió con su promesa.